Todo comenzó para los nuestros en Amberes
1920 con los pioneros Joaquín Cuadrada y Abelardo López en 1.500 libre –además
de nuestro primer equipo olímpico de Waterpolo- cuya representación iba a ser la
puerta de otros muchos olímpicos a lo largo de la historia. En París 24 ya
tuvimos un relevo masculino de 4x200 libre e incluso saltadores de
palanca.
Hasta Londres 48 no conseguimos llevar
una representación más acorde con la competitividad internacional. Fueron los
años de los Ferry, Pérez, Guerra, Domínguez,… y otro legendario del 52, Enrique
Granados, semifinalista en 400 libre en Helsinki y récord de España en 1.500
libre, el mejor resultado olímpico de un español hasta la fecha.
En México 68 se desayunaron en esa época
con dos magníficos nadadores, Santiago Esteva y Mari Paz Corominas, que
alcanzaron sendas finales olímpicas en 200 espalda (5º) y (7ª), además del
octavo puesto en el relevo masculino de 4x100 estilos formado por Santi Esteva,
Pepe Durán, Arturo Lang-Lenton y José Chicoy. Unos grandes Juegos para España en
Natación, los mejores de la historia en espera de futuras
conquistas.
DAVID, PRIMERA MEDALLA
Ni en Munich ni en Montreal se superó
aquello pero sí en Moscú con el primer nadador que iba a obtener una medalla
olímpica para la Natación española: David López-Zubero. Ya en Montreal comenzó
su escalada y en suelo ruso se alzó con la medalla de bronce en 100 mariposa con
55.13, acompañado por un gran sexto puesto de Rafa Escalas en la final de 1.500
libre.
En Los Ángeles, la vuelta de los Juegos
del Boicot, perdimos empaque pese al séptimo puesto en la final de 200 espalda
de Ricardo Aldabe. Y llegó Seúl 88, con un jovencísimo Martín López-Zubero
–hermano del primer medallista español- y con un Sergi López que voló en los 200
braza con esos 2.15.21 que le daban la gloria del bronce olímpico.
La reconversión económica del deporte
español gracias a las becas ADO instauradas por la concesión en 1986 de los
Juegos Olímpicos a Barcelona en 1992, hizo que todas las disciplinas dieran un
salto cualitativo en su preparación. La natación no fue menos y un hombre,
Martín López-Zubero, estaba en el sitio y lugar perfectos para alcanzar la
medalla olímpica máxime después de sus medallas europea y mundial en
1991.
Martín encarnaba los valores de su
hermano mayor potenciados por una fuerza descomunal en las salidas de espalda.
Por eso los 200 espalda olímpicos fueron suyos, una carrera de oro no solo en la
final de Barcelona 92, el momento cumbre de su vida, sino desde 1989 hasta 1994,
con una colección de medallas que ha sido irrepetible por cualquier nadador
español.
Ya en el 2000, en Sidney, llegaba la
cuarta y última medalla hasta la fecha para la natación española de la mano de
la nacionalizada española Nina Zhivanevskaya, que obtenía la medalla de bronce
en la final de 100 espalda en aguas australianas. Fue la última, ya que no
pudimos repetir hazaña en Atenas 2004 y en Pekín 2008. Pero ha llegado Londres
2012 con un nombre para la historia, Mireia Belmonte y sus dos medallas de plata
en 200 mariposa y 800 libre. Primera nadadora española de la historia en lograr
dos en unos mismos Juegos…